Nadie se extrañará si afirmamos que el contacto de los niños con la naturaleza se ha ido reduciendo con el paso del tiempo. La concentración familiar en áreas urbanas es una de las posibles causas. El menor tiempo libre de las familias y la búsqueda de espacios de ocio cercanos puede ser otra. También refuerza esta tendencia el mayor interés de las nuevas generaciones en los dispositivos electrónicos, que les aleja de juegos y experiencias en parques, jardines y bosques.

Sin embargo, en las últimos años se ha producido una creciente valoración del contacto con el mundo natural. Las investigaciones neurobiológicas y educativas respaldan las enormes ventajas de esta conexión. Al mismo tiempo y como si fuera una tendencia sincronizada, se han ampliado progresivamente las escuelas en la naturaleza. Un interesante texto de Francisco Mora en el País en el blog de Carlos Arroyo nos ofrece algunas claves:

Qué se entiende por contacto con la naturaleza

Aunque puede parecer una pregunta con respuesta evidente, conviene hacer algunas precisiones. Contacto con la naturaleza expresa las actividades que un alumno realiza tanto dentro del aula (plantas), como en el entorno escolar (patio, jardines) o en ambientes naturales (bosques, ríos, montañas, playas). Estas actividades pueden ser incidentales: el alumno camina hacia su casa a través de un parque, o intencionales: el objetivo es interactuar y aprender en la naturaleza.

Cualquier tipo de actividad es positiva, pero lo es mucho más si se realiza en ambientes naturales y de forma intencional.

Las ventajas del contacto con la naturaleza

Se han realizado múltiples investigaciones sobre los beneficios de las actividades en la naturaleza. Su revisión y descripción excede con mucho el espacio de estas líneas. Por ello, de la mano de dos textos muy sugestivos (Keniger y otros, 2013, Carballo y Portero, 2018), apuntamos un breve resumen de los principales resultados obtenidos.

Ámbitos y dimensiones del aprendizaje en la naturaleza

Un breve apunte de estas ventajas se encuentra en la investigación realizada por Ming Kuo resumida en La Vanguardia:

También en Eduforics nos hemos hecho eco de estas posibilidades en una entrada sobre aprendizaje al aire libre.

Ademas de estas ventajas, hay una que merece la pena destacarse: asumir riesgos y enfrentarse a desafíos. Determinadas actividades que se realizan en la naturaleza como trepar a un árbol, escalar o vadear un rio ponen a prueba las posibilidades corporales de los alumnos. La superación de las dificultades aumenta la autoestima y la satisfacción corporal y psicológica.

Hay una web interesante sobre experiencias, investigaciones y escuelas en la naturaleza: www.innatura.com

Beneficios para los alumnos con TDAH

Uno de los beneficios de las experiencias en el entorno natural afecta especialmente a los alumnos con Trastorno de Atención e Hiperactividad (TDAH). Los estudios realizados constatan que las actividades en la naturaleza mejoran la atención, el control del comportamiento y la concentración en tareas de aprendizaje en estos alumnos comparadas con otras en edificios escolares.

Carballo y Portero citan un estudio que comprueba que los niños con TDAH que dan un paseo diario de 20 minutos por el campo reducen los síntomas en mayor medida que aquellos que juegan en el patio o en el interior de la escuela. La explicación que aportan es que en el entorno natural hay menos estímulos distractores y que el control ejecutivo puede actuar de forma más relajada y eficiente.

Diferentes formas de contacto con la naturaleza

Las experiencias en la naturaleza son enormemente diversas por sus objetivos, por el tiempo que se dedica a ella, por el tipo de ambiente natural, por las características del centro y de su entorno, por la edad de sus alumnos, por sus intereses…No es sencillo por ello destacar unas frente a otras. Como decía un amigo, el mejor coche para mí es el que me puedo comprar haciendo un esfuerzo. Los otros son ilusiones. De la misma manera, la mejor experiencia en la naturaleza que pueden tener los alumos en el tiempo escolar es aquella que puede organizar su centro haciendo un esfuerzo.

De forma sintética, se puede establecer una distinción inicial entre las actividades en la naturaleza: las que tienen como objetivo principal el desarrollo y el aprendizaje a través del ejercicio físico y las que se orientan sobre todo a la indagación en la naturaleza para aprender. Se pensará que es una diferenciación algo forzada, no lo niego, pero entiendo que es útil en un texto tan breve como el presente.

Me refiero al ejercicio físico o deportivo cuando el objetivo es pasear, subir una montaña, trepar, remar…Unas experiencias que fortalecen el cuerpo, pero que además abren la mente, oxigenan y desarrollan el compañerismo. Unas actividades, en síntesis, más que recomendables.

A su vez, hay otras actividades cuyo objetivo es mejorar otro tipo de competencias. Son aquellas que buscan analizar, comprender y compartir las observaciones en entornos naturales: plantas, bosques, insectos, animales, agua, distancias, velocidad, luminosidad, etc. También implican ejercicio físico, por lo que pueden favorecer igualmente el bienestar corporal.

Estas actividades suponen el desarrollo un proyecto que busca la activación de determinadas competencias: conocimiento y solución de problemas en el entorno social y natural; expresión artística; desarrollo físico; aplicación de estrategias matemáticas; desarrollo del lenguaje y de la capacidad narrativa; aprender a aprender y aprender en equipo, por citar algunas posibles.

Un proyecto de estas características supondría que varios profesores, sobre todo en educación secundaria, han coordinado sus objetivos educativos en torno a un mismo proyecto, que se concreta en días determinados en contacto con la naturaleza. En EDUforics se pueden encontrar algunos muy relevantes.

Estos proyectos interdisciplinares tienen un gran valor educativo, pero también práctico. Algunos profesores se quejan de que pierden horas de su asignatura cuando los alumnos se van del centro durante todo un día para determinadas actividades formativas que suelen estar conectadas con algunas materias. Por ello, al incorporar también las matemáticas, la lengua, la comunicación o las características del entorno social, el proyecto se enriquece y permite la colaboración de un número mayor de profesores.

Hay que reconocer, sin embargo, que la organización de actividades en la naturaleza supone un gran esfuerzo organizativo y de dedicación del profesorado, por lo que es necesario también entender sus dificultades. El apoyo de la administración educativa a este tipo de proyectos facilitaría su ampliación y su continuidad.

¿Compite la naturaleza con los enchufes?

En un libro recientemente publicado en castellano, Richard Louv destaca el comentario de un niño de 9 años al que se le preguntó por su interés por los juegos en la naturaleza. “Prefiero jugar dentro de casa porque allí hay enchufes”, respondió. Algo parecido recuerdo en mis experiencias familiares. En un viaje de varios días a una zona alejada de la vida urbana y sin conexión a internet, habitual en épocas pasadas, mi hijo me comentó molesto:

–“Papá, ¿qué interés tienes por volver a la Edad Media?”–

¿Qué hacer? ¿Hay que elegir entre la naturaleza y la conexión a internet, con el riesgo de que durante la primera opción los alumnos estén pensando continuamente en volver a la “civilización”? Por suerte, es posible no tener que elegir.

Proyectos cooperativos en espacios naturales con dispositivos electrónicos

El desarrollo de proyectos en la naturaleza puede incorporar la utilización de dispositivos electrónicos, como el móvil o la tableta. No solo interesará más a los alumnos, sino que además tendrá un formato más completo.

¿Cómo hacerlo?. Apuntad de forma esquemática algunas sugerencias:

  • Orientación en el espacio. Localización de determinadas coordenadas. Búsqueda de los objetivos del proyecto. Relaciones entre los equipos participantes.
  • Narraciones. Exposición de la actividad. Experiencias personales y grupales. Exposición del desarrollo del proyecto. Incorporación de dibujos y de elementos visuales o auditivos.
  • Fotografías. De insectos, de plantas, de cultivos, de paisajes, dependiendo del tipo de actividad realizada. Fotografías del desarrollo del trabajo o de sus fases para completar la información.
  • Cálculo. Distancias entre equipos o entre edificios; relaciones entre velocidad, tiempo y trayectos; gráficas.
  • Último apunte: no olvidar que también es beneficioso incorporar naturaleza en el patio y en el aula. Lo comentaremos en un texto posterior sobre el clima emocional en el aula,

Referencias

  • Carballo, A. y Portero, M. (2018). 10 ideas clave. Neurociencia y educación. Aportaciones para el aula. Barcelona: Graó.
  • Keniger, L.E. y otros (2013). What are the benefits of interacting with nature. Int. J. Environ. Res. Public Health, 10, 913-935 https://www.researchgate.net/publication/235880961_What_Are_the_Benefits_of_Interacting_with_Nature
  • Louv, R. (2018). Los últimos niños en el bosque. Salvemos a nuestros hijos del trastorno por déficit de la naturaleza. Madrid: Capitán Swing.
  • Kuo, M., Barnes, M. y Jorda, C. (2019). Do Experiences With Nature Promote Learning? Converging Evidence of a Cause-and-Effect Relationship’. Ming Kuo, Michael Barnes y Catherine Jordan. Front. Psychol., 19 | https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00305