El ‘tiempo de pantalla’ es más que establecer límites

17 septiembre 2018

Existe un nuevo ecosistema digital, rico (según algunos, saturado), en donde las familias muestran una preocupación creciente por la forma con que los niños y niñas interactúan con las nuevas tecnologías. Dentro de este contexto ha cobrado cada vez más importancia la gestión y el establecimiento de límites respecto al «tiempo de pantalla» (o tiempo de exposición a los dispositivos), especialmente durante los meses de verano cuando los niños y niñas disponen de más tiempo libre.

Como alguien que ha pasado la mayor parte del tiempo analizando y estudiando niños y seguridad online, a menudo recibo preguntas de los padres sobre el tiempo que sus hijos deberían estar frente a una pantalla. ¿Cual es mi respuesta?: el consumo de medios digitales implica mucho más que el asesoramiento de expertos sobre los límites horarios.

¿Qué es el ‘tiempo de pantalla’?

La idea de «tiempo de pantalla» tomó impulso inicialmente en 1999, cuando la Academia Estadounidense de Pediatría recomendaba a las familias evitar el uso de smartphones, tablets, computadoras y televisión para niños menores de dos años y limitasen dicho uso a no más de dos horas para niños mayores de dos años, añadiendo horas a medida que los niños maduraban. Si bien, la Academia Estadounidense de Pediatría, relajó posteriormente estas pautas en 2016 (ampliando sus políticas para incluir el uso de los medios digitales positivos y sugiriendo el uso de planes familiares), la idea central del tiempo de pantalla permaneció prácticamente sin cambios.

A pesar del atractivo que tiene seguir reglas fáciles, que abordan las preocupaciones de los padres, las recomendaciones de tiempo de pantalla han atraído críticas crecientes por parte de un amplio número de expertos. En el mundo académico, la ciencia que apoya las recomendaciones de ‘tiempo de pantalla’ ha mostrado limitaciones importantes. Los estudios basados en laboratorio no siempre se traducen en las complejidades de la vida real. La mayoría de las veces, los estudios sobre el ‘tiempo de pantalla’ demuestran conexiones entre los problemas de bienestar psicológico y el uso de dispositivos digitales; pero no demuestran la dirección de la causalidad que uno causa el otro. Por ejemplo, aunque las investigaciones sugieren que existe una conexión entre el tiempo frente a una pantalla y la obesidad infantil, eso podría significar que los niños que son menos activos tienen más probabilidades de ser obesos y pasar más tiempo frente a las pantallas. La investigación no sugiere que el tiempo de pantalla cause obesidad.

Tiempo de pantalla hoy

A medida que nuestras prácticas con dispositivos han cambiado, y los adultos mismos han comenzado a pasar más tiempo en línea, la idea del tiempo de pantalla no ha estado a la altura de las circunstancias actuales. El mundo está cada vez más saturado de todo tipo de experiencias positivas e interactivas en los medios de comunicación, tanto para los niños como para los adultos. Las ideas sobre la limitación del tiempo de pantalla suponen que todas las experiencias de pantalla son igualmente negativas para los niños y que están reemplazando las actividades positivas en el mundo real.

Sin embargo, sabemos que los niños hacen todo tipo de cosas positivas a través de dispositivos digitales, a menudo de maneras que apoyan y son respaldadas por actividades de la «vida real», de maneras similares a las de los adultos. Se conectan en línea para pasar el rato con amigos, ponerse al día eventos o publicaciones y buscar entretenimiento e información, al igual que cualquier otra persona.

En mi propio trabajo, he tratado de argumentar que algunos de los problemas que tienen los padres con los niños y la tecnología no son, en realidad, tecnología. Con cada generación, a los niños se les ha restringido cada vez más la posibilidad de salir al mundo exterior por su cuenta. Con menos espacios privados para ser un niño, no debería sorprendernos que los niños recurran a las aplicaciones de redes sociales para pasar el rato y socializar, y se molesten cuando no se les permite hacerlo.

Lo que parece una «pérdida de tiempo» o una «adicción» a menudo es simplemente salir todos los días.

Entonces, ¿cómo pueden las familias hacerse cargo del uso de los medios de sus hijos?

Como siempre, es complicado, y ningún consejo de expertos debería superar las experiencias reales y cotidianas que los padres tienen con sus propios hijos. Dicho esto, hay algunas pautas generales que podrían ayudar.

1. Es necesario alejarse de las ideas sobre el tiempo y centrarse más en el contenido, el contexto y las conexiones proporcionadas por los diferentes tipos de interacción con los medios.

Se podría decir que hay un mundo de diferencia entre pasar unas horas jugando online con amigos cercanos o pasar unas horas interactuando en un foro con, por ejemplo, grupos basados en el odio hacia otros colectivos.

2. Es necesario hacerse preguntas reales sobre el bienestar de los hijos, independientemente del uso que hagan de los dispositivos.

¿Son sus hijos saludables, socialmente comprometidos, les va bien en la escuela y en general se muestran felices? Si es así, probablemente no haya necesidad de imponer restricciones estrictas a la tecnología. Y si no lo es, mejor no precipitarse con conclusiones sobre los males inherentes de la tecnología. Tenga una conversación con los niños sobre lo que están haciendo y sobre lo que creen que deberían ser las reglas. Cortar el acceso a los niños y niñas de un modo unilateral sin entender sus problemas a menudo puede empeorar las cosas.

3. Nada sustituye una relación significativa y cálida entre los padres, madres e hijos/as.

Con una relación estable, de confianza, incluso las experiencias negativas online pueden convertirse en experiencias de aprendizaje positivas. En mi experiencia (de muchos años) con familias, he aprendido que si ya estás preocupado por el uso de los dispositivos digitales, probablemente ya estés «haciendo lo suficiente» para proteger a tus hijos.


Jacki McMahon y Steph McDonald son, respectivamente, una maestra y el director de la escuela australiana de educación primaria llamada Maybe y, han sido ganadores recientemente del premio national sobre enseñanza de las matemáticas en este país. Estos autores han elaborado un artículo en el diario The Conversation sobre Enseñanza de las matemáticas – Qué dicen las evidencias que hemos traducido para esta entrada.

Nathan Fisk, es Profesor Asociado en Educación sobre Ciberseguridad en la University of South Florida. Este autor ha elaborado un artículo sobre el ‘Tiempo de pantalla’ y el establecimiento de límites sobre el uso de dispositivos digitales que puede consultarse en el diario The Conversation.