La paradoja del aprendizaje digital

13 febrero 2016

El informe de la OCDE “Estudiantes, ordenadores y aprendizaje” (Students, Computers and Learning: Making the Connection)* es un estudio con una gran cantidad de datos y análisis que le hace sumamente atractivo. Dejo para artículo posterior aquellos referidos a su uso en los diferentes países, a la comparación de la lectura en papel con aquella otra digital, a la influencia del contexto sociocultural y a las implicaciones educativas de los estudios realizados. Me centraré solamente en la conclusión que me ha producido más impacto: tan negativo es usar demasiado el ordenador en el aprendizaje como no utilizarlo, lo que no deja de ser una interesante paradoja que comentaré a continuación.

La relación entre la cantidad de recursos digitales disponibles y el tiempo que los alumnos dedican a su uso, por un lado, y los resultados que obtienen los alumnos no es directa. Los datos de PISA muestran que, dado un nivel de PIB per cápita similar, y un similar nivel inicial de rendimiento, los países que han invertido menos en la introducción de ordenadores en los centros educativos (ahorro de inversión empleado, se supone, en otros propósitos educativos) han mejorado más rápidamente, como media, que los países que han invertido más.

La relación positiva entre la intensidad en el uso de las TIC y el rendimiento aumenta, cuando se parte de cero, hasta llegar a un determinado nivel de uso, a partir del cual disminuye el rendimiento de los alumnos.

PISA constata que la asociación entre resultados y el acceso y el uso de las TIC es débil, incluso negativa, cuando se examinan los resultados en lectura digital o los de las matemáticas basadas en el ordenador, en lugar de los resultados basados en papel. Además, las competencias específicas de la lectura digital no parecen ser más elevadas en los países donde la navegación por internet para el trabajo escolar es más frecuente. Hay que insistir en que la relación entre el uso de los ordenadores y los resultados es similar tanto en la lectura digital o la realizada sobre fuentes impresas, y lo mismo ocurre en el caso de las matemáticas

En general, se puede concluir que la relación positiva entre la intensidad en el uso de las TIC y el rendimiento aumenta, cuando se parte de cero, hasta llegar a un determinado nivel de uso, a partir del cual disminuye el rendimiento de los alumnos. Dicho con las palabras del Informe, “un uso limitado de los ordenadores en la escuela puede ser mejor que no usarlos en absoluto, pero niveles de uso por encima de la media de la OCDE están asociados con resultados significativamente más pobres”.

El Informe propone diferentes razones que pueden contribuir a la explicación de este resultado en principio paradójico.

  1. Se señala, primero, que pudiera ser que los recursos incorporados no hayan sido usados efectivamente para el aprendizaje. De hecho, las medidas del uso en clase de las TIC muestran con frecuencia una asociación negativa con los resultados de los alumnos. El informe muestra cómo en países donde es más común el uso de internet en la escuela para el trabajo en clase, los resultados de los alumnos en lectura o en matemáticas son menores, como media.
  2. Una segunda razón aducida es que el efecto del uso de los ordenadores en clase puede desplazar otras actividades que favorecen los aprendizajes o, por el contrario, incrementar el tiempo total invertido en los aprendizajes o la efectividad del proceso de aprendizaje.
  3. Se señala también, en tercer lugar, que una relación negativa puede deberse al hecho de que los recursos invertidos en equipar las instituciones educativas con tecnología digital pueden haber mejorado otros resultados, como las habilidades digitales, en lugar de favorecer las competencias lectora y matemática.
  4. En cuarto lugar, es esencial considerar que el resultado de los alumnos se ve influido no sólo por el uso mayor o menor de los ordenadores en el periodo de aprendizaje anterior y próximo a la prueba de PISA, sino por las oportunidades de aprendizaje y acceso a los ordenadores e internet a lo largo de todos los años de aprendizaje. Por tanto, en los datos de PISA, un aparente uso elevado de los ordenadores en la escuela puede corresponder a cortos periodos de aprendizaje anteriores al momento de la realización de la prueba PISA 2012. Además, tanto los niveles actuales de resultados como los de uso de los ordenadores pueden ser la consecuencia de niveles de rendimiento correspondientes a años anteriores

El lector interesado puede consultar el informe en el que encontrará abundante investigación educativa, cuyos resultados sobre el impacto del uso de los ordenadores en el rendimiento de los alumnos no difiere de modo sustancial de los resultados paradójicos presentados hasta aquí.

Una conclusión fundamental que puede extraerse de la relación paradójica entre un uso intensivo de las TIC y estos resultados relativamente pobres es que puede influir notablemente en los resultados el hecho de que las escuelas y el profesorado puedan no estar suficientemente preparados para hacer efectiva y positiva la conexión entre los estudiantes, los ordenadores y el aprendizaje.

Si los objetivos educativos no incluyen una formulación precisa de lo que se pretende con el mayor y mejor uso de las TIC en los centros educativos, el resultado de la inversión en más y mejores medios y más tiempo dedicado a su uso puede ser más nocivo que beneficioso para el aprendizaje, la comprensión conceptual, el pensamiento y las habilidades y destrezas adquiridas por los alumnos.

Firma de Enrique Roca

Enrique Roca.


Enrique Roca. Licenciado. Profesor de la UNED (1976), Catedrático de Bachillera­to (1978). Director de Instituto de secundaria (1982). Director del Centro de Investigación y Documentación Educativa (1994). Coordinó la elaboración de la LOE. Director de Instituto de Evaluación del España (2006). Representante en el Comité de Política Educativa de OCDE y en el Consejo de Gobierno de PISA (2006). Ha publicado numerosos trabajos sobre historia, evaluación e indicadores educativos.  Consultor de la OEI desde 2012.