Redes sociales e identidad juvenil

16 abril 2018

Las tecnologías digitales son un medio fundamental para comprender la manera en que los jóvenes de hoy se relacionan. Se puede afirmar que las personas en general, y los jóvenes en particular, tienen en la actualidad dos vidas, una “real” y otra online, que se entrecruzan entre sí debido a la existencia de redes sociales y aplicaciones que permiten a las personas interactuar con sus contactos en cualquier momento y lugar, especialmente gracias al uso de dispositivos móviles, que promueven la capacidad de estar constantemente conectados.

En el contexto virtual, uno de los aspectos más reveladores, como fenómeno en sí mismo, pero especialmente en relación a la construcción de subjetividad de los y las jóvenes, son las formas de interactuar que se han generado a raíz de la aparición de redes sociales, estableciéndose códigos y normas de comportamiento específicas para esta dimensión. A continuación, se caracterizan los tipos de interacción, las principales claves comunicacionales y las motivaciones y riesgos que implica el uso de redes sociales.

Tipos de interacción y códigos comunicacionales de las redes sociales

La principal interacción que se produce en redes sociales podría resumirse como la reacción que adopta un usuario ante la publicación de un contenido en una cuenta o perfil ajeno. En efecto, especialmente en redes como Facebook, Instagram y Twitter, es posible publicar (o “subir”) contenido de tipo visual, audiovisual o escrito, al que los seguidores pueden demostrar su interés mediante un “Me gusta”, la compartición de dicho contenido en la propia cuenta, o bien un rechazo o postura frente al tema a través de un comentario.

Pero más allá de estas características bastante comunes a todas las redes sociales, uno de los aspectos más relevantes es el cambio que ha significado en relación a la creación de códigos comunicacionales específicos, y por ende, una nueva forma de generar vínculos sociales en el marco de una comunidad virtual. Al respecto, es posible identificar, al menos, tres elementos centrales: énfasis en la imagen, el uso de un lenguaje en particular y lo que se podría denominar como indicadores de popularidad.

En el caso de la imagen, quizás se trate de una de las características más relevantes de la época contemporánea. Más allá de las redes sociales en particular, algunos autores (Dipaola, 2010), hablan de una “producción imaginal de lo social” para denotar cómo es que los lazos y relaciones sociales en la actualidad se establecen entre imágenes. En ese sentido, cabe considerar las imágenes como una forma de presentarse ante el mundo virtual, e interactuar. La mayoría de las redes sociales más populares, como Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat y la aplicación Whatsapp, permiten a sus usuarios utilizar una foto de perfil que se constituye como la primera imagen pública a través de la cual se presentan ante el resto de la comunidad virtual, además de poder publicar todo tipo de imágenes en la cuenta personal.
Junto con la imagen, otro de los códigos centrales en el uso de redes sociales es el lenguaje utilizado. Pues, en efecto, con el surgimiento de Facebook, Twitter y aplicaciones como Whatsapp e Instagram, el modo de expresarse ha mutado significativamente, predominando un lenguaje visual y mensajes breves. Así, los denominados “emoticones” (caras que expresan diversas emociones), GIFs (Graphics Interchange Format, en sus siglas en inglés, que corresponden a imágenes animadas) y “Memes” (imágenes con contenido y textos humorísticos), tienden a predominar entre las redes sociales.

Finalmente, las redes sociales han instaurado nuevos indicadores de éxito o popularidad, especialmente a través del botón “Me gusta”, que permite al usuario indicarle a sus pares que disfrutó o aprobó un comentario o una foto, sea una publicación de otro usuario o de una marca que tiene una página en la red social, y que ha implicado una utilidad comercial y publicitaria. Los autores afirman que este ritual de darle “me gusta” a una foto de perfil en Facebook se asemeja al rito de saludar a un colega cuando se llega a la oficina: no es obligación, pero el no hacerlo puede acarrear consecuencias negativas. Con el tiempo, este aspecto de la interacción en redes sociales se ha vuelto más sofisticado, ofreciendo una variedad de botones para reflejar distintos estados de ánimo, como el enojo, la sorpresa o la pena, entre otros.

Motivaciones y riesgos de la interacción en redes sociales en jóvenes

La atracción que ejercen las redes sociales en los jóvenes se debe, entre otras cosas, a que satisface su necesidad de comunicarse con sus pares y de ser visibles para ellos. Los jóvenes quieren ser parte de un grupo, poder ver a otros y a su vez ser vistos por ellos, para así ser aceptados por la comunidad de la cual forman parte y, dado que esta comunidad ha “emigrado” al mundo virtual, hoy en día pertenecer a una red social es un requisito fundamental entre la juventud para tener una vida social plena (Espinar y González, 2009).

El uso de dispositivos móviles es determinante. Pues en efecto, cubren todas las necesidades tecnológicas para hacer uso de las redes sociales, e incluso, algunas de ellas sólo se pueden completar del todo por medio de smartphones o iPhones, como Whatsapp (si bien es posible conectarse igualmente por medio de un computador con internet) e Instagram. Entre los jóvenes de 16 y 29 años, el teléfono celular o móvil es el lugar por el cual tienden a conectarse mayormente a internet, a diferencia de las personas de 30 años y más, quienes hacen un mayor uso del hogar para conectarse.

El contacto permanente por medio de redes como Facebook, Whatsapp o Snapchat crea una dependencia respecto de los dispositivos móviles o del computador, debido a que los jóvenes prácticamente organizan y gestionan su existencia diaria en torno a estas tecnologías, y el no poder acceder a ellas les genera una sensación de incomunicación o aislamiento, provocando en muchos casos incluso una ansiedad social (Megías y Rodríguez, 2014).

Un adolescente es influido de manera decisiva por su entorno en cuanto al desarrollo de su personalidad, intereses, opiniones, etc. Por tanto, la pertenencia a grupos es muy importante y revela información sobre la persona, hecho que los adolescentes tienen muy claro, pues la forma en que juzgan a sus pares se ve influida por quiénes son los amigos de estos. Sin embargo, la popularidad no es la única motivación que tienen los jóvenes para utilizar las redes sociales. En ocasiones, la formación de capital social puede ser un motivo relevante, pues la naturaleza de estos medios permite “compartir, colaborar e interactuar con otros, constituyéndose grupos y redes” que pueden traer beneficios de índole social o laboral (Colás, González y Pablos, 2013).

Actualmente, los jóvenes encuentran en las redes sociales un espacio propio en el que pueden interactuar con sus pares y sentirse parte de una comunidad. Esto se ve claramente en el caso de la red social más usada, Facebook. Balardini (2012) señala que los adolescentes viven Facebook como “un lugar público donde mostrarse, expresarse y encontrarse”, una “plaza virtual” que representa un punto de encuentro para ellos, donde pueden mostrarse como son realmente –hasta cierto punto– para poder ser reconocidos como iguales y, por ende, aprobados como parte del grupo. Facebook se convierte así en un lugar en que los jóvenes viven, donde han construido su propio mundo.

Pero el uso de redes sociales también presenta ciertos riesgos. Tal como se pudo advertir anteriormente, existe una excesiva exposición de aspectos íntimos de la vida a través de imágenes, videos, publicaciones o comentarios, que puede ser vista y seguida por personas que no conocen a quien se está exhibiendo (Megías y Rodríguez, 2014). En ese sentido, el uso de redes sociales puede implicar riesgos para aquellos usuarios que no tomen las precauciones necesarias en cuanto a la configuración de privacidad de sus perfiles y el grado de información personal que revelen en ellos.


Andrea Murden y Jorge Cardenas son consultores de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL. Este texto es un resumen de la primera parte del documento elaborado por sus autores titulado: Ser joven en la era digital. Una aproximación a los procesos de construcción de subjetividad. El informe completo puede encontrarse en www.observatoriodelajuventud.org

Referencias

  • Balardini, S. (2012). Adolescentes y Adultos en Facebook. Modalidades de interacción en redes sociales. Asociación Civil Chicos.net.
  • Colás, P., González, T., & de Pablos, J. (2013). “Juventud y redes sociales: Motivaciones y usos preferentes”. Comunicar, 20(40), 15-23.
  • Dipaola, E. (2010). “La producción imaginal de lo social”. VI Jornadas de Sociología de la UNLP. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Sociología, La Plata.
  • Espinar, E., & González, M. J. (2009). Jóvenes en las redes sociales virtuales: un análisis exploratorio de las diferencias de género.
  • Megías, I., & Rodríguez, E. (2014). Jóvenes y comunicación. La impronta de lo virtual. Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), Madrid.