Rendimiento académico, cociente intelectual y ambiente socio-familiar

13 noviembre 2018

¿Qué significan las puntuaciones sobre CI?

Educadores, psicólogos y otros expertos en desarrollo todavía tienen que ponerse de acuerdo sobre una definición general de lo que se considera un comportamiento inteligente. Aquello que llamamos Cociente Intelectual, ¿es la capacidad de hacerlo bien en un contexto escolar?. Para la mayoría de los niños, las puntuaciones de CI son predictores razonablemente buenos de su rendimiento escolar. Eso no es sorprendente, dado que el ímpetu inicial para el desarrollo de pruebas de inteligencia fue identificar a los niños que tenían dificultades en la escuela.

Pero cuando se trata de un rendimiento fuera del ámbito académico, la historia es diferente. Por ejemplo, aunque las personas con puntajes de CI más altos pueden realizar más años de escolarización, una vez que esto está estadísticamente controlado, los puntajes sobre CI frecuentemente no son buenos predictores del éxito laboral de un individuo.

La puntuación de Cociente Intelectual obtenida por un niño o niña ¿es estable en el tiempo?. Al examinar los datos, vemos que cuanto más corto es el intervalo entre dos pruebas, más altas son las correlaciones entre los puntajes de CI de los niños. Pero incluso después de que han transcurrido varios años, el Cociente Intelectual parece ser un atributo razonablemente estable. Las puntuaciones que los niños obtienen a los 8 años todavía son muy similares con los que obtienen 10 años más tarde a los 18 años.

Escalas Wechsler 

Unas de las escalas más utilizadas para determinar el Cociente Intelectual son las diseñadas por David Wechsler. La Escala Wechsler de Inteligencia para Niños-V (WISC-V) es apropiada para niños de 6 a 16 años, mientras que la escala Wechsler Preschool and Primary Scale of Intelligence-III (WPPSI-IV) está diseñada para niños de entre 3 y 8 años.

Una razón por la que Wechsler construyó sus propias pruebas de inteligencia es porque creía que los test  anteriores como el test diseñado por Alfred Binet (el primer test de inteligencia orientado a clasificar al alumnado en el ámbito educativo) o el test Stanford-Binet (una versión modificada del anterior) estaban sobrecargados con elementos que requerían principalmente habilidades verbales.

Este sesgo hacia la inteligencia verbal, discriminaba a los niños que tenían ciertas discapacidades del lenguaje, aquellos para quienes el idioma del test era su segundo idioma, aquellos que tenían dificultades para leer o problemas de audición o bien no habían tenido una escolarización adecuada.

Cociente intelectual: la hipótesis ambiental frente a la genética 

Un libro de Richard J. Herrnstein y Charles Murray (1994), titulado The Bell Curve, y con un claro trasfondo racista, sostenía que la diferencia promedio de 15 puntos en las puntuaciones en el CI entre los blancos y los afroamericanos en Estados Unidos se debía principalmente a la herencia genética más que al contexto social. Además, argumentaron que esta diferencia de CI explicaba las tasas más altas de pobreza, de menor empleo y de mayor uso de ayudas y servicios sociales entre los grupos minoritarios en comparación con el grupo mayoritario. Las conclusiones a las que llegaron Herrnstein y Murray provocaron una tormenta de protestas.

La mayoría de los  psicólogos evolutivos y diferenciales respondieron argumentando que las diferencias raciales en el CI se podían explicar por las diferencias en el contexto social y económico. Cuando se corregía el nivel socioeconómico y un grupo de niños, ya fuesen afroamericanos o blancos, provenían de orígenes similares como por ejemplo, pertenecer a la clase media, tendían a mostrar puntuaciones de CI similares. 

El nivel de pobreza familiar, así como un falta de ingresos adecuada pueden implicar la influencia de múltiples variables durante el desarrollo. Una fuerte insatisfacción con las condiciones de vida que hace que los adultos de bajos ingresos se vuelvan irritables y nerviosos y reduce su capacidad de ser sensibles, solidarios y altamente involucrados en su familia. También una menor atención durante la niñez o incluso cierto grado de desnutrición, dificultades para una desarrollo adecuado del cerebro y de las funciones ejecutivas. El contexto socioeconómico podría explicar las diferencias intergrupales en CI mientras que la variabilidad genética podría explicar las diferencias intragrupales (entre individuos dentro de los grupos).

Hipótesis de «déficit acumulativo»

Los entornos empobrecidos frenan el crecimiento intelectual y este efecto se acumula con el tiempo. Como consecuencia de ello, cuanto más tiempo permanecen los niños en un ambiente intelectualmente estéril, peores resultados obtienen cuando realizan pruebas de Cociente Intelectual. O’Connor y colaboradores (2000) realizaron un estudio evaluando el CI a los 6 años de hijos biológicos en comparación con hijos adoptivos.  Los niños y niñas adoptivos provenían de contextos institucionales y fueron adoptados por familias inglesas. Tal como puede observarse en la siguiente figura, cuanto más tarde se realizó la adopción, y por tanto más tiempo vivió el bebé en un entorno empobrecido durante el desarrollo, mas decaía su nivel de CI a la edad de 6 años. 

El contexto social y familiar y la cultura del esfuerzo

A priori, una afirmación sobre la importancia de tener una educación basada en el esfuerzo, el mérito y el estudio podría ser fácilmente aceptada por gran parte de la población.  Sin embargo, esta frase debería ser matizada. ¿Qué sucede cuando el alumnado presenta dificultades académicas?, ¿se puede atribuir en muchos casos el fracaso escolar a una falta de esfuerzo?, ¿una motivación intensa y continuada permitiría superar cualquier tipo de dificultad?. La respuesta es, que salvo contadas excepciones, la mayoría de las veces el Cociente Intelectual del alumno y su rendimiento académico, se ven condicionados de un modo decisivo por las dificultades en el ámbito social y familiar más cercano. 

En la siguiente tabla se muestran 10 factores de riesgo y las diferencias en el Cociente Intelectual en aquellos niños o niñas que tiene la presencia o no de dicho factor a lo largo de su desarrollo. Como puede observarse la presencia de factores de riesgo en el contexto social y familiar es una variable determinante a la hora de condicionar desarrollo intelectual del niño o niña.

Referencias

  • The Bell Curve: Intelligence and Class Structure in American Life Richard J. Herrnstein and Charles Murray. New York: Free Press, 1994.
  • O’Connor, T. G., Rutter, M., Beckett, C., Keaveney, L., & Kreppner, J., & the ERA study team. (2000). The effects of global severe privation on cognitive competence: Extension and longitudinal follow-up. Child Development, 71, 376 – 390.
  • Wechsler, D. (2014). Wechsler intelligence scale for children-fifth edition. Bloomington, MN: Pearson.
  • Wechsler, D. (2012). Wechsler Preschool and Primary Scale of Intelligence–Fourth Edition (WPPSI-IV): Administration and scoring manual. San Antonio, TX: The Psychological Corporation.