¿Tengo estrés docente?, estrategias para comenzar a superarlo

20 mayo 2017

Comparado con otras fuentes de estrés en la enseñanza, como la procedente de las relaciones con los compañeros de trabajo o con los equipos directivos de sus centros, son las relaciones con los alumnos la principal fuente de estrés y preocupación para el profesorado.

El estudio realizado por FETE-UGT (2010) con una muestra de 1300 directores y profesores de España, revela que los comportamientos disruptivos en las aulas generan destacables niveles de estrés a más del 50% del profesorado. Para establecer una cifra sobre el número de docentes que podrían presentar dificultades respecto al síndrome de estar quemado o burnout, el Estudio Estatal de la Convivencia (2010) con una muestra de 8.000 docentes, señala que aproximadamente un poco más del 10% del profesorado sufre de este tipo de estrés relacionado con su trabajo. 

Aun estando presente en gran número de profesiones, las investigaciones realizadas en diferentes países indican que la enseñanza es una de las que cuenta con mayor estrés (Kyriacou, 2001; Stoeber y Rennert, 2008). No obstante, cabe decir que un cierto nivel de estrés es inevitable en cualquier profesión y puede ser hasta beneficioso en muchas ocasiones (Haberman, 2005).

Pero ¿qué es el estrés docente? 

El burnout no aparece repentinamente como respuesta específica a un determinante concreto, sino que más bien es un estado que emerge gradualmente en un proceso de respuesta a la experiencia laboral cotidiana y a ciertos acontecimientos (Manassero, Fornés, Fernández, Váquez y Ferrer, 1995). En la actualidad la mayoría de los autores definen el burnout a través de las tres dimensiones propuestas por Maslach, Jackson y Leiter (1986): el agotamiento o cansancio emocional, la despersonalización, y una baja realización personal, que se definen a continuación:  

1. Agotamiento o cansancio emocional

Considerado el elemento central del síndrome (Maslach et al., 1986), se caracteriza por baja energía y fatiga crónica; aparece la sensación de no poder dar más de sí, lo que lleva al profesor a la pérdida de la motivación. Maslach lo define como un patrón de sobrecarga emocional donde las personas se sienten desgastadas, sin energía.

2. Despersonalización

Si los problemas que interfieren y dificultan la labor docente continúan, el/la profesor/a pasa a ver a los otros (estudiantes, compañeros, padres, etc.) como sus enemigos, los causantes de sus problemas. El desarrollo de esas actitudes y sentimientos está ligado al cansancio emocional y, como consecuencia, el profesor desarrolla estrategias para protegerse que se concretan en distanciamiento, frialdad en el trato y falta de implicación hacia los otros.

3. Baja realización personal

La no consecución de los objetivos o resultados deseados en el ejercicio de la profesión conlleva la tendencia a una autoevaluación negativa. Los profesores sienten que las demandas laborales exceden a sus capacidades y se autoevalúan negativamente.

Estrés, burnout del profesor y disrupción

La mayoría de los investigadores (por ejemplo, Friedman, 2000; Wood y McCarthy, 2002) coinciden en que las principales fuentes de estrés y de burnout en los profesores se encuentran en las relaciones que establecen con los alumnos en las aulas, señalando la conducta disruptiva del alumno como el mejor predictor del estrés del profesor (Borg, Riding y Falzon, 1991; Boyle, Borg, Falzon y Baglioni, 1995). La disrupción es el problema que más correlaciona con el desgaste de este colectivo, restando tiempo, energía e implicación para desarrollar un trabajo educativo de calidad (Díaz-Aguado, Martínez y Martín, 2010). 

La investigación muestra también cómo el estrés y la preocupación resultante de los problemas de disciplina de los alumnos influye en las formas de afrontamiento que utiliza el profesor, encontrando que esta preocupación lleva a los docentes a desarrollar un mayor número estrategias de afrontamiento poco adaptativas, lo que les lleva a autoinculparse, tener pensamientos negativos, dejar de comer o dormir, sentirse enfermos, etc.; estrategias poco eficaces que pueden añadir más estrés al profesor en lugar de reducirlo.

Cómo comenzar a gestionar el estrés docente

A continuación nos gustaría mostrar a través de dos infografías una serie de consejos orientados a modificar diferentes aspectos para comenzar a superar el estrés docente.

1. En primer lugar consejos de tipo personal para comenzar a tomar conciencia de nuestras emociones, respetar espacios de tiempo durante la semana para dedicarlos a nosotros o nosotras y fomentar hábitos saludables para fortalecernos.

2. Por último, una serie de ideas y estrategias para comenzar a modificar el contexto que nos rodea, principalmente el aula, en donde se produce la principal fuente de estrés docente, la disrupción. Herramientas orientadas a modificar la metodología de trabajo en el grupo de clase, cambiar el ambiente físico través de la decoración y psíquico a través del humor y el trabajo participativo. 

Referencias

  • Ben, J. (2014). 10 Steps for Avoiding Teacher Burnout. Web: Edutopia
  • Borg, M. G., Riding, R. J. y Falzon, J. M. (1991). Stress in teaching: A study of occupational stress and its determinants, job satisfaction and career commitment among primary schoolteachers. Educational Psychology, 11(1), 59-75.
  • Boyle, G. J., Borg, M. G., Falzon, J. M. y Baglioni, A. J. (1995). A structural model of the dimensions of teacher stress. British Journal of Educational Psychology, 65(1), 49-67.
  • Chester, L. 25 Tips To Reduce Teacher Burnout. Web: Teachthought
  • Díaz-Aguado, M. J., Martínez, R. y Martín, J. (2010). Estudio Estatal sobre la convivencia escolar en la Educación Secundaria Obligatoria. Madrid: Ministerio de Educación- Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar.
  • FETE-UGT. (2010). La violencia como factor de riesgo psicosocial en los trabajadores de la enseñanza. Madrid: FETE-UGT. Recuperado a partir de https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/descargar.aspx?id=2606&tipo=documento
  • Friedman, I. A. (2000). Burnout in teachers: Shattered dreams of impeccable professional performance. Journal of clinical psychology, 56(5), 595-606.
  • Haberman, M. (2005). Teacher burnout in black and white. The new educator, 1(3), 153-175.
  • Kyriacou, C. (2001). Teacher stress: Directions for future research. Educational review, 53(1), 27-35.
  • Linsin, M. (2011). How To Avoid Teacher Burnout. Web: Smart Classroom Management.
  • Manassero, M. A., Fornés, J., Fernández, M. del C., Váquez, Á. y Ferrer, V. A. (1995). « Burnout» en la enseñanza: análisis de incidencia y factores determinantes. Revista de Educación, (308), 241-266
  • Maslach, C., Jackson, S. E. y Leiter, M. P. (1986). Maslach burnout inventory.
  • Maxfield D.  Speak Up or Burn Out: Five Crucial Conversations that Drive Educational Excellence. Web: Education World
  • Stoeber, J. y Rennert, D. (2008). Perfectionism in school teachers: Relations with stress appraisals, coping styles, and burnout. Anxiety, stress, and coping, 21(1), 37-53.