Viaje al centro del aprendizaje cooperativo

10 mayo 2016
Ilustración elaborada por Jojo Cruz para el libro Viaje a la Escuela del Siglo XXI - Fundación Telefónica
Ilustración elaborada por Jojo Cruz para el libro Viaje a la Escuela del Siglo XXI - Fundación Telefónica

El aprendizaje cooperativo es un tipo de metodología pedagógica que permite tratar los contenidos y actividades del currículo a través de una experiencia grupal, habitualmente con roles claramente definidos. La creciente complejidad del clima escolar de los centros educativos, con mayores niveles de disrupción y tasas de abandono escolar, plantean la necesidad de realizar una transformación del modelo de enseñanza tradicional, basado en la clase magistral y un alumnado con un rol pasivo en el aula. La incorporación de estrategias participativas podrían constituir una vía de solución al respecto y favorecer la motivación académica del alumnado. Si bien, solo una minoría de centros han comenzado a experimentar las ventajas de esta metodología, cada vez más escuelas y profesores se animan a utilizarla en sus aulas, tanto para la mejora del rendimiento académico como del clima social.

A pesar de una aparente sencillez, esta metodología posee una amplia fundamentación psicopedagógica así como múltiples formas de aplicación y requiere un esfuerzo considerable al principio del proceso de implantación. En este artículo nos gustaría proponer un primer acercamiento a través de tres referencias que podrían servir como base para comenzar a trabajar el aprendizaje cooperativo en una escuela.

1. «Todos para uno y uno para todos»

Una buena manera de comenzar con este tipo de metodología podría ser leyendo el capítulo 5 del libro Viaje a la Escuela del siglo XXI de Alfredo Hernando. En este capítulo el autor realiza una visita a una escuela de Bogotá perteneciente a la filosofía Escuela Nueva www.escuelanueva.org. Esta asociación sigue un modelo de organización pedagógica, comunicación y gestión escolar que destaca por la participación de los alumnos en la vida del centro y su trabajo dentro del aula en círculos activos de aprendizaje cooperativo apoyando la colaboración entre compañeros. De origen colombiano y presencia latinoamericana en Brasil, Chile, México, Nicaragua, Panamá, El Salvador o Perú, Escuela Nueva ha viajado hacia los lejanos Timor Oriental, Uganda, Vietnam o Filipinas, entre otros destinos. Ante la falta de recursos, sobre todo humanos, en zonas alejadas de los núcleos vitales de población, y con la imperante necesidad de educar a niños de diversas edades, necesidades y realidades, el empoderamiento del alumno actuando en el rol de profesor y acompañante de sus compañeros fue la respuesta lógica e inteligente.

2. Colectivo Cinética – Desde la cooperativa Jose Ramón de Otero pasando por el Colegio Ártica

Una segunda referencia a tener en cuenta es la propuesta del Colectivo Cinética. Este grupo esta formado por una red de profesionales coordinada por Francisco Zariquiey Biondi, un maestro de Educación Primaria que durante los últimos años ha dirigido el Laboratorio de Innovación de la Cooperativa José Ramón Otero, desde el que se ha diseñado, coordinado y gestionado la implantación de la línea pedagógica del colegio Ártica de Madrid. En esta web se pueden encontrar gran cantidad de materiales para comenzar a utilizar aprendizaje cooperativo tanto en educación primaria como en educación secundaria, así como ejercicios para practicar distintas técnicas. Para obtener estos materiales hay que darse de alta como usuario en su página web. Una vez hecho esto se pueden descargar hasta 30 documentos y varios libros con información muy útil

3. Aprendizaje Cooperativo – Nicolás Uriz Bidgain

Otra referencia interesante es el libro Aprendizaje Cooperativo publicado por el Gobierno de Navarra y distribuido gratuitamente a través de internet. Con un formato claro y sencillo, presenta una introducción que permite comprender los fundamentos psicopedagógicos de esta metodología. En la segunda parte del libro se muestran una serie de modelos y fichas de experiencias didácticas sobre aprendizaje cooperativo que pueden ser utilizados

¿Cómo empezar en mi escuela?

Alfredo Hernando plantea en su libro una reflexión sobre cómo adaptar los conocimientos adquiridos en escuelas referentes en esta metodología.

  1. Empieza por coser disfraces. Crea roles con funciones claras y bien definidas sobre cuestiones concretas y tareas que puedan desarrollar los alumnos para mejorar la convivencia y el trabajo en el aula. Mantener el orden de los recursos y un nivel de voz adecuado, pasar lista o ayudar con los materiales, dinamizar las tareas, atender a los tiempos o recoger conclusiones, son hábitos para ser compartidos por todos. Sé imaginativo, prueba inventando nombres de superhéroes para los más mayores o, simplemente, de animales para los pequeños. Cread murales visibles que muestren las funciones y el significado de cada rol.
  2. Grupos informales. Genera ocasiones para trabajar en equipo, con momentos para compartir en grupos informales. Propón actividades cooperativas que pueden durar unos minutos en cada clase, como introducir lo que sabemos sobre el nuevo tema, responder a preguntas por parejas o recoger las principales conclusiones del aprendizaje al final de una sesión.
  3. Hazte un puzzle. El puzzle es una técnica sencilla de aprendizaje cooperativo. Empieza por dividir la clase en grupos con el mismo número de miembros y, después, divide el contenido en tantas partes como miembros compongan cada grupo. Cada miembro del grupo será el especialista de una de las partes del contenido, y esos especialistas se reunirán en nuevos grupos para trabajar en la parte del contenido que les corresponde. Más tarde, cada especialista regresará a su grupo inicial con objeto de mostrar el material elaborado, compartirlo y enseñarlo a sus compañeros.
  4. Cuando el alumno es el profesor, se aprende el doble. Colabora creando unidades con alumnos mayores para que enseñen en las aulas de cursos inferiores. Puedes construir desde un programa de voluntariado por las tardes, hasta apoyos trimestrales dentro del horario escolar, o bien proyectos. Los más mayores también pueden crear sesiones de trabajo de un área que se califiquen como trabajo de clase para ellos y que, más tarde, puedan poner en práctica en las clases de los más pequeños: juegos de mesa educativos, materiales resumen o folletos y pósteres, mapas conceptuales…
  5. Crea círculos activos, coopera en el espacio. Se acabaron las mesas en fila; si ya has podido crear roles y pequeños espacios cooperativos, es hora de dar un salto cualitativo. Dispón a tus alumnos en círculos y prueba a crear espacios con materiales y carteles organizados en torno a áreas y temáticas variadas. No solo en las aulas, también cuentan los salones y despachos para reuniones y la sala de profesores.
  6. La inteligencia interpersonal es para nota. Evaluar los comportamientos y las habilidades sociales que se desarrollan en grupo es de suma importancia para crear una cultura cooperativa en la escuela. Ayúdate de una rúbrica para explicar los cuatro o cinco indicadores en los que consiste trabajar en equipo, y compártela con tus alumnos. ¿Qué parte de su calificación irá destinada a estos indicadores? Empieza por tu clase y colabora con otros profesores usando rúbricas compartidas que toda la escuela pueda comprender y utilizar en sus clases. Ahora ponedle un logo: ya habéis creado vuestro propio programa de aprendizaje cooperativo. Estás en el camino de convertirte en escuela21.

Todos ganamos si todos ganamos. La cooperación entre los miembros de un equipo funciona si existe interdependencia positiva en las tareas. Esto significa que solo podrán alcanzarse los objetivos grupales cuando cada miembro logre los suyos. Asimismo, solo cuando logramos el objetivo del grupo cada miembro puede completar su propia tarea. El viejo dicho mosquetero de «todos para uno y uno para todos» tiene más sentido que nunca.