Colaboración entre familia y escuela: 8 claves

22 febrero 2020

Familia y escuela constituyen para el niño dos contextos de aprendizaje que ejercen gran influencia en su desarrollo personal. Ambos son ambientes complementarios y superpuestos que afectan de forma vital al desarrollo del alumno. Si las relaciones entre la familia y la escuela siempre son fundamentales, su importancia es aún en mayor en el caso de alumnos recién incorporados al centro, alumnos procedentes de otros países que no conocen el sistema educativo al que se incorporan, alumnos con dificultades de aprendizaje, con necesidades educativas especiales o con problemas de comportamiento y emocionales.

Es muy importante que la escuela tenga presente la diversidad de situaciones familiares. Las características de la familia, en función por ejemplo del número de progenitores y hermanos, del tipo de estructura, de sus estilos educativos (ver entrada Los estilos educativos en la familia y cómo se manifiestan en el aula), de su procedencia cultural, de la lengua y de las costumbres, del trabajo que desempeñan los padres… son factores que deben de tenerse en cuenta en el momento de establecer la relación entre el docente, la escuela y la familia.

Este es un tema de gran amplitud, por lo que voy a intentar apuntar algunas pistas, ocho en concreto, que resuman la información disponible más relevante.

1. Escuela y familia tienen que colaborar hacia el mismo objetivo (el desarrollo integral del menor) por lo que es necesario una comunicación fluida para desarrollar actividades coordinadas

Es importante establecer una relación de confianza entre ambos. Para ello será necesario realizar diferentes acercamientos y comunicaciones con el fin de mantener una relación lo más ágil posible (teléfono, agendas, reuniones presenciales, encuentros diarios informales, reuniones familiares generales etc.).

En algunas ocasiones, los momentos informales abren un camino de confianza con las familias, lo que será muy importante para los momentos “complicados”. Con cada familia nos funcionarán distintas formas y modelos. Conviene destacar, entre otros, los tiempos de escucha a la familia, establecer un vínculo distendido, mantener una actitud de confianza y comprensión y llamar a cada miembro de la familia por su nombre. El objetivo es consolidar, de una forma u otra, un sistema de comunicación en el que profesionales y familias se encuentren cómodos y puedan colaborar de forma eficaz y satisfactoria.

2. Es preciso comprender la situación de la familia y sus posibles dificultades y tensiones

La familia debe sentirse acogida, escuchada y valorada y percibir que nuestros mensajes tienen en cuenta su situación

3. Cuando es preciso informar de dificultades significativas del alumno, la familia puede tener una actitud de “rechazo” o negación

Es comprensible que esto suceda. El equipo docente tiene que tener presente que algunas informaciones necesitan un tiempo para ser asumidas. Es la escuela, la voz del profesor, quien en muchas ocasiones informa sobre los primeros indicadores de riesgo y pone palabras a miedos o preocupaciones que la familia ha mantenido previamente. Algunas familias puede ser que no estén preparadas y por ello hay que dar tiempo. El fin último es estar atentos para que en el momento en el que la familia solicite una nueva colaboración, profesores y familia tengan una buena “sintonía” y puedan trabajar de manera conjunta.

4. Debemos de facilitar información concreta, clara y concisa (sin perder el tacto y la empatía), utilizando un lenguaje ajustado al nivel sociocultural y educativo de la familia

Por muy larga que sea una reunión con una familia, esta no será de utilidad si no entiende el mensaje principal que queremos transmitir. Por muy bien que nos expliquemos, si la familia no ve el sentido de lo que transmitimos, no lo van a entender, por lo que su respuesta no será la adecuada. Por ello será importante:

  • Organizar previamente la reunión estableciendo entre otros los principales objetivos y puntos a transmitir, participantes del encuentro, espacio, tiempo adecuado etc.
  • Asegurarnos que la familia ha comprendido la información más relevante. Para ello nos podremos apoyar de algunas estrategias como el uso de preguntas que a lo largo del encuentro nos confirmen la comprensión de lo que comunicamos o el uso de breves documentos escritos en el que indiquemos los elementos claves de las conclusiones obtenidas.
  • Mantener una escucha activa y empática a lo largo de todo el encuentro con la familia, incluida la despedida.
  • Cuidar el lenguaje verbal y no verbal (gestos, miradas…) ya que ambos deben estar en sintonía. Si no hay sintonía entre lo que verbalizamos y la comunicación no verbal, puede tener más efecto en el mensaje la comunicación no verbal.

5. Animar a las familias a que refuercen sus apoyos sociales, familiares, actividades de ocio, respiro familiar, etc

Es frecuente que en muchas ocasiones, especialmente con los alumnos con dificultades muy significativas, las familias reduzcan su círculo social e incluso familiar. De repente, todo gira entorno al hijo con dificultades “abandonando o dejando de lado” algunos de estos aspectos. Uno de los mejores apoyos es conocer familias en las mismas circunstancias sociales y/o vitales que ellos ya que podrán compartir y aprender juntos estableciendo lazos y vínculos de apoyo.

Ilustración de una familia (infografía vectorial).

6. Rastrear y conocer los recursos de la zona, barrio o localidad en los que se encuentra la escuela y por extensión la familia

Para realizar un asesoramiento de apoyo eficaz, es importante conocer con qué recursos contamos a nuestro alrededor.

7. No debemos olvidarnos de la atención educativa de los hermanos

Estos seguramente también sean alumnos del centro. Es muy importante que los docentes ofrezcamos vías y estrategias de comunicación para que expresen, definan o manifiesten cómo se sienten respecto a las dificultades, necesidades o circunstancias vitales que están atravesando sus hermanos.

8. Sensibilizar a las familias de los compañeros para que generen en ellos actitudes de inclusión, apoyo y ayuda

En algunas ocasiones, el desconocimiento genera inseguridad para otras familias. ¿Necesita ayuda para asistir a un cumpleaños?, ¿puede quedarse en casa a dormir? Las actitudes y comportamientos de los padres influyen en sus hijos, por lo que las familias que apoyan la educación inclusiva afectan de manera positiva en la formación de las actitudes y el comportamiento de sus hijos.

El objetivo es que la escuela sea un lugar en el que las familias encuentren apoyo para ellas y sus hijos. Un lugar al que puedan acudir en caso de necesario, en el que puedan obtener orientación para ellos y sus hijos, tranquilidad, confianza, seguridad, asesoramiento y seguimiento. Nuestro objetivo será que las familias sientan que están en manos de los mejores profesionales educativos, para los que la colaboración con ellas constituye una de sus principales tareas profesionales.

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