¿Cuál es la base imprescindible para construir la competencia global?

30 diciembre 2020

La crisis del COVID nos está pasando por encima como un tsunami, arrasando muchas cosas valiosas y reblandeciendo los cimientos de instituciones que creíamos sólidas e incuestionables, como la escuela. De pronto, algunos de los escenarios de la OCDE sobre el futuro de la escolaridad, que se nos antojaban caprichosos experimentos mentales, se nos hacen verosímiles. Así, el documento “Back to the Future of Education”, publicado en plena pandemia, ofrece caminos alternativos para el futuro de la educación en los cuales la escuela puede no estar presente. La prospectiva vislumbra un primer escenario de escolarización extendida, en el que las estructuras y los procesos actuales permanecen; un segundo escenario que prevé una educación subcontratada en la que se rompen los sistemas escolares tradicionales; un tercero en el que las escuelas se transforman en centros de aprendizaje conectados con sus comunidades, orientados al compromiso cívico, la innovación social y el aprendizaje, y un cuarto escenario caracterizado por el declive de las estructuras curriculares establecidas y el desmantelamiento del sistema escolar (OCDE, 2020a).

La errática gestión de la crisis en todo el mundo nos ha demostrado que no se pueden resolver los problemas globales -pandemias, cambio climático, crisis nuclear, crisis migratoria…- con remedios locales, y ha reactivado una antigua corriente neocosmopolita en torno a la necesidad de educar ciudadanos y ciudadanas globales capaces de abordar estos y otros desafíos y de contribuir a una nueva sociedad, más justa, inclusiva, pacífica y sostenible. Este interés por una educación más global ya formaba parte de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, y la propia OCDE ha empezado a incluir la competencia global en sus pruebas internacionales PISA (OCDE, 2020b).

Una de las claves de este interés es la anticipación: las personas que deberán tomar decisiones científicas, sanitarias, o políticas para encarar con éxito futuras crisis globales están probablemente en nuestras aulas, formándose. Necesitan una educación más global: como dice un proverbio chino, el mejor momento para plantar un árbol fue hace veinte años; pero el segundo mejor momento es ahora.

El marco de competencia global del estudio PISA presenta esta competencia como un objetivo de aprendizaje multidimensional y permanente, y describe así a las personas competentes:

“Los individuos competentes a escala mundial pueden examinar cuestiones locales, globales e interculturales, comprender y apreciar diferentes perspectivas y visiones del mundo, interactuar con éxito y de manera respetuosa con los demás y actuar de modo responsable hacia la sostenibilidad y el bienestar colectivo” (Piacentini et al., 2018, 5).

Hablamos de competencia global y no de contenidos globales, porque los contenidos no son la meta del aprendizaje, sino la guía para adquirir nuevas competencias. Por tanto, no podemos conformarnos con adquirir conocimientos aislados; es necesario hacer conexiones entre ellos y saber aplicarlos en un contexto dado. En este sentido, la competencia global incorpora distintas tipologías de habilidades interdependientes (cognitivas y transferibles), y “consiste en la capacidad y disposición para comprender y actuar sobre cuestiones de importancia global” (Boix y Jackson, 2011, xiii). En una publicación muy reciente, Fernando Reimers lo describe así:

“Las competencias globales abarcan conocimientos, aptitudes y disposiciones que ayudan a los estudiantes a desarrollarse, a comprender y a funcionar en comunidades cada vez más interdependientes con respecto a otras comunidades de todo el mundo, y que proporcionan una sólida base para el aprendizaje permanente que resulta imprescindible para participar, con altos niveles de efectividad, en entornos en continua transformación debido al creciente cambio mundial” (Reimers. 2020, 45).

Comprender el mundo, desarrollarse y actuar en contextos interdependientes y en continua transformación… ¿Cómo poner al alcance de todo el alumnado un objetivo tan ambicioso? Porque sería inaceptable una educación global que no trabaje por la inclusión y la equidad. En un seminario web celebrado en plena pandemia, Andy Hargreaves ofrecía una pista relevante para asegurar la inclusión:

“Lo que importa ahora no es cubrir la ley de Boyle o la guerra de sucesión española. La gente puede irse a la tumba sin aprender esto y sin sufrir seriamente. Lo que importa son las competencias globales, las habilidades básicas, y asegurarse de que se trabajan adecuadamente” (Hargreaves, 2020).

Es absurdo hablar de grandes competencias globales si se descuidan los aprendizajes fundamentales, como la comprensión lectora, imprescindibles para alcanzarlas.

¿Qué son estas habilidades básicas que destaca Hargreaves? ¿Cómo trabajarlas adecuadamente? Ferran Ruiz denuncia que la política y el discurso educativo de los últimos años se haya venido centrando en el objetivo del desarrollo de competencias mientras, lamentablemente, se hayan pasado por alto los aprendizajes fundamentales imprescindibles para alcanzarlas, como la lectura comprensiva (Ruiz, 2019). ¿Tiene sentido hablar de un concepto tan ambicioso como el de competencia global sin cimentar antes la base con esos aprendizajes básicos? Obviamente no. Por tanto, la única forma de construir la competencia global con criterios de inclusión, equidad y excelencia educativa y humana es asegurar los aprendizajes fundamentales.

César Coll ha hecho un profundo análisis de lo básico que todos deben aprender en la educación básica, esto es, qué es básico imprescindible y qué es básico deseable, entendiendo por imprescindibles “los aprendizajes que, en caso de no haberse llevado a cabo al término de la educación básica, condicionan o determinan negativamente el desarrollo personal y social del alumnado afectado, comprometen su proyecto de vida futuro y lo sitúan en un claro riesgo de exclusión social” (Coll, 2006). Y propone redefinir los saberes imprescindibles -conocimientos, habilidades, valores, actitudes- siguiendo un esquema de competencias clave y saberes asociados a su adquisición y desarrollo:

  • Competencias clave y saberes asociados con la adquisición y el desarrollo de las capacidades metacognitivas y cognitivas de alto nivel.
  • Competencias clave y saberes asociados con la adquisición y el desarrollo de las capacidades afectivas, emocionales y de equilibrio personal.
  • Competencias clave y saberes asociados con la adquisición y el desarrollo de las capacidades de relación interpersonal.
  • Competencias clave y saberes asociados relacionados con el ejercicio de la ciudadanía a nivel local, nacional, internacional y mundial.
  • Competencias y saberes asociados con los principales ámbitos de alfabetización en la sociedad actual: Alfabetización en la cultura letrada, cultura matemática, cultura científica, cultura económica, cultura visual, cultura de la información; alfabetización en la multiculturalidad y en la cultura de la globalización.

Para desarrollar eficazmente la competencia global hay que asegurar los saberes imprescindibles.

Por tanto, si queremos desarrollar eficazmente la competencia global empecemos por esta hoja de ruta de saberes imprescindibles. Sin esta base, el desarrollo de la competencia global corre el riesgo de hacerse elitista, limitada o incluso irrelevante.

La articulación de lo básico imprescindible con lo básico deseable y con lo propiamente deseable es clave para el desarrollo eficaz de la competencia global. El objetivo es desarrollar el potencial que tiene cada ser humano, sin exclusión, para que formen parte activa de una nueva ciudadanía global, orientada al servicio a los demás, preparada para comprender y abordar los retos globales, y comprometida con la tarea de crear las bases de una sociedad más justa, solidaria y sostenible (Ibáñez, 2020).

Referencias

  • Boix Mansilla, V. y Jackson, A. (2011). Educating for Global Competence: Preparing Our Youth to Engage the World. The Asia Society, New York.
  • Coll, C. (2006). Lo básico en la educación básica. Reflexiones en torno a la revisión y actualización del currículo de la educación básica. Revista electrónica de investigación educativa (REDIE), vol.8 no.1 (mayo), Ensenada. Disponible en este enlace.
  • Hargreaves, A (2020). Webinar “An International Perspective – What’s Happening in Other Countries”, 29 de mayo de 2020. Disponible en este enlace.
  • Ibáñez, A. (2020). La urgencia de una educación más global. EDUforics.
  • OCDE (2020a), Back to the Future of Education: Four OECD Scenarios for Schooling, Educational Research and Innovation, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/178ef527-en.
  • OCDE (2020b), PISA 2018 Results (Volume VI): Are Students Ready to Thrive in an Interconnected World?, PISA, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/d5f68679-en.
  • Piacentini, M.; Barrett, M.; Boix Mansilla, V.; Deardorff, D. y Lee, H-W. (2018). Marco de Competencia Global. Estudio PISA. Preparar a nuestros jóvenes para un mundo inclusivo y sostenible. Ed. Subdirección General de Documentación y Publicaciones (MECD): Madrid.
  • Reimers, F. (2020). Educación global para mejorar el mundo. Madrid: SM.
  • Ruiz, F. (2019). La última oportunidad. Blog Notas de opinión.