Diez ideas en torno a la innovación en los centros

26 septiembre 2017

Nunca se ha hablado tanto de innovación educativa como en los últimos años. Libros, cursos, artículos, congresos, jornadas, investigaciones, talleres, … no creo que sea una casualidad todo este movimiento que ha surgido.

Los datos sobre el fracaso escolar, la falta de conexión entre la escuela y la realidad de nuestros alumnos (y de la sociedad), la inquietud y el hartazgo de muchos profesores, la escasa significatividad de muchos de los aprendizajes que se realizan en la escuela, la necesidad de incorporar otras competencias más conectadas con el mundo de hoy… Todo ello ha favorecido un movimiento sin precedentes en torno a la innovación.

Todos los cambios que se están produciendo en la sociedad, están llegando también a la escuela.

Seguramente habrá quien piense que es una moda pasajera pero otros creemos que estamos en el comienzo de un cambio radical y profundo de la escuela y del propio paradigma educativo de los últimos decenios. Cuesta entender que mientras nuestras vidas se ven sometidas a cambios profundos en todos los órdenes, de los más triviales a los más relevantes, que han cambiado nuestra forma de vivir de una manera total y absoluta la escuela haya permanecido tan al margen de todo ello.

La escuela, mejor dicho, nuestros alumnos son y deben ser el centro de todas las decisiones que tomemos en educación y por lo tanto, tenemos que ser capaces de analizar cuáles de todas estas contribuciones que se han producido pueden favorecer el proceso de enseñanza-aprendizaje para conseguir los objetivos que cualquier sistema o institución educativa se plantee. No es una cuestión tecnológica (tablets, 3D, ..) ni lúdica, ni … es una cuestión de enriquecer y mejorar un proceso clave en la vida de todos como es la educación.

No pretendemos hablar de innovación porque sí, queremos hablar de innovación porque estamos convencidos de que la educación va a ser la herramienta que permitirá hacer una sociedad mejor y más justa. Una educación que permita un mejor desarrollo de TODOS no sólo de los que tienen recursos para ello, por eso innovar no es solo una cuestión técnica sino también ideológica y somos los profesores (muchos no recibimos en su día una formación adecuada para esto) los que tenemos que poner en marcha y dar forma a toda esta corriente que se ha iniciado.
Tenemos ideas, ilusión, ganas… y con esto tendremos que iniciar un camino en el que, también juntos, compartir y aprender para construir esta nueva escuela.

Diez ideas en torno a la innovación en los centros:

1. Innovar, ¿en qué escuela? ¿para qué?

Innovar en educación no es una cuestión de recetas, de manuales y técnicas para hacer más entretenidas las clases.

Es pensar en cómo hacer una escuela comprometida con todos sus alumnos, que aprovecha recursos para que la educación les permita un mejor crecimiento y desarrollo. Una escuela en la que la mirada está puesto en los alumnos. Ellos son los protagonistas de la educación. Una escuela que hace de la diversidad el recurso más potente para el desarrollo integral de todos.

Desde la singularidad de cada Centro, la voluntad decidida de un compromiso con otra escuela hará posible el despegue.

2. Visión. Imaginar horizontes

Soñar. ¿Cómo sería esa escuela? ¿Cómo podemos hacerla posible?

En ningún campo de la ciencia se ha progresado sin horizontes, sin sueños que hayan hecho posible que algo pudiera cambiar.

Atreverse a pensar de otra manera, a romper este modelo de escuela pensado para otro momento, para otra sociedad, para otros alumnos…

3. Ilusionar, compartir, empoderar

Imaginamos una escuela en la que todos somos protagonistas de algún modo.

Alumnos, familias, profesores, personal del colegio, el barrio todos podemos contribuir.
No se trata de proyectos individuales, de ideas con nombres y apellidos… queremos hablar de proyectos, de sistemas compartidos. Pasar de lo «mío» a lo «nuestro».

Abrirse a la posibilidad de que muchos puedan aportar y enriquecer el proceso.

Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho.

4. Favorecer cambios

¿Por dónde empezar? ¿Qué cambios impulsar? Algunas ideas.

Docencia compartida: hay que ver la manera de trabajar juntos.

Es una profesión tremendamente individualista que no favorece mucho la riqueza que supone que también nosotros, los profesores (tan diferentes) podamos aprender juntos. Podríamos buscar la manera de hacer coincidir a varios profesores y trabajar juntos en bloques horarios amplios. Horarios más flexibles: ¿Por qué seguir con horarios tan rígidos donde todo tiene que darse es tiempos y espacios inamovibles? Podríamos imaginar otras maneras más flexibles, que puedan adecuarse a necesidades y ritmos diferentes o a momentos distintos durante el curso, módulos de duración flexible.

Arquitectura apropiada: El mobiliario, los propios espacios, podríamos ponerlos a disposición de esa escuela que soñamos.

El currículum. ¿Qué aprender? ¿Qué otros aprendizajes debería incorporar está escuela que soñamos?

No ayuda mucho la organización actual de las asignaturas, tantas veces inconexas, Es más, a veces dificultan el significado real de lo que los alumnos tienen que aprender. Imaginar una organización distinta, por ámbitos, proyectos, centros de interés, competencias…

5. Transformar estructuras

Es muy difícil que podamos favorecer innovación sobre estructuras pensadas y creadas para otra escuela y en otros momentos.

Consejos, consultas, comisiones, equipos…

Las estructuras, la organización debe estar alineada con el cambio.

Estructuras más horizontales, otras maneras de distribución de funciones,

6. Cuidar a las personas

El mejor recurso para gestionar el cambio son las personas, especialmente los profesores.

Cada vez se nos exige más tareas y responsabilidades y, en cierto modo, más complejas. Atender, cuidar, escuchar, corregir, acompañar… No se trata de hacer más sino otras cosas y de otra manera. Y hay que estar pendientes del mejor recurso que tenemos para poder poner en marcha cualquier proyecto: los profesores. Y eso,a veces requerirá renunciar a maneras tradicionales de hacer las cosas y a no querer conseguir todo a cualquier precio, sabiendo que no es nada fácil encontrar ese equilibrio.

7. Evaluar la innovación

Decíamos al principio, innovar para transformar, mejorar… ¿qué?

Si la innovación no está vinculada a un proyecto de transformación con unos objetivos, unos tiempos… no aportará mucho al sentido que debe tener.

Sabemos que cualquier cosa diferente que hagamos producirá algún cambio y siempre podremos encontrar argumentos para justificar lo que hayamos hecho… pero no se trata de esto.

Se trata de tener un motivo claro que anime todo este proceso y necesitamos poder constatar si vamos avanzando y consiguiendo aquello por y para lo que nos pusimos en marcha.

8. Formación

Todo este proceso requerirá de acompañamiento y formación.

Siempre que empezamos, algo de una cierta envergadura saldrá está cuestión:

¿Y cómo lo hacemos si no sabemos, si nunca lo hemos hecho? ¿Habrá qué formarse? ¿Cuándo, si acabamos agotados cada día?

Sin duda.

Pero también esto tendremos que empezar a pensarlo de otra manera, en otros tiempos,

No existen todos los cursos que den respuestas a todas nuestras inquietudes. Y más, cuando nos aventuramos en un terreno incierto como es el que planteamos.

Claro que habrá lugares, sitios y personas de referencia y habrá que acudir a ellas pero tendremos que ser capaces de buscar la manera de que también nosotros aprendamos de nosotros, de nuestro día a día.

Cada profesor puede (y podría) aportar más de lo que imagina si trabajase en el aula con otros, de otra manera. La docencia compartida puede ser una buena estrategia para todo ello.

9. Colaboraciones y alianzas

No estamos solos en esto. Tenemos que aprovechar todos los recursos que nos rodean.
Editoriales, fundaciones, universidades, las propias familias…

Las aportaciones de muchos (aunque sean pocas) pueden añadir mucho valor.

Abrirse a esta dimensión, a dejar que otros estén y participen del colegio, a compartir con muchos otros profesores y centros nuestra experiencia nos hará crecer y mejorar. Solo necesitamos vencer el miedo de que otros nos conozcan y colaboren.

Compartir es la mejor manera de aprender.

10. Un futuro distinto

Y todo este viaje para poner los cimientos de una Nueva Escuela,

Más pensada en competencias que en conocimientos sin sentido, hacer de la diversidad riqueza, una escuela más inclusiva, sin etiquetas, una escuela que ofrece oportunidades a todos y cada uno de sus alumnos, que se afana en buscar los recursos que puedan ayudar y mejorar el proceso de aprendizaje…

Una escuela, en definitiva, en la que el rol del profesor no es tanto transmitir información como cuidar y guiar ese proceso y en la que la personalización del aprendizaje se convierte en el horizonte que impulsa nuestra manera de trabajar.

“Es necesario un cambio radical de la manera en que concebimos la función que desempeña la educación en el desarrollo mundial, debido al efecto catalizador que tiene en el bienestar de las personas y el futuro de nuestro planeta.”

“Ahora más que nunca, le educación tiene la responsabilidad de estar a la altura de los desafíos y las aspiraciones del siglo XXI y fomentar las competencias y los valores adecuados para avanzar hacia el desarrollo sostenible e inclusivo y la convivencia pacífica.”

Qué hacer, cómo y cuándo, le corresponde a cada uno.


Gregorio Casado. Coordinador de Innovación, Formación y Orientación colegio Padre Piquer de Madrid. Jefe de Estudios durante 20 años. Profesor la Universidad Pontificia Comillas.

Mónica Díaz-Masa. Especialista en programas de innovación educativa. Licenciada en Ciencias Físicas . Coordinadora de formación de secundaria en el centro de Formación Padre Piquer.

Ambos son directores del Curso – Cambios organizativos para la innovación perteneciente a la Cátedra Marchesi de la Fundación SM – INTEA.