El propósito de una educación más global

17 marzo 2023
Somos vulnerables, interdependientes y ecodependientes, y por ello necesitamos trabajar juntos para encontrar soluciones a los problemas comunes / Imagen: iStock.

El complejo contexto actual nos recuerda lo vulnerables, interdependientes y ecodependientes que somos, y nos obliga a ser conscientes de la necesidad de trabajar juntos para encontrar soluciones a los problemas comunes de toda la humanidad. Recuerdo cuando, en mi juventud, estudiaba en la Universidad de Buenos Aires. Era el momento de construcción de la democracia en Argentina y en distintos lugares de América Latina. Un día, mientras tomaba una clase de metodología cualitativa, pasó por la avenida que nos colindaba una marcha por los Derechos Humanos, llena de cantos y tambores. Los alumnos nos asomamos a la ventana del salón para verla pasar. La maestra, con ojos de ternura, aplaudió y se emocionó, y, después de un momento de contemplación, dijo: “bueno, volvamos a la realidad”. Ese para mí fue un momento definitorio para lo que luego dediqué mis esfuerzos en la educación: ¿cómo logramos traer la realidad a la escuela?, ¿cómo logramos que lo que ocurre en Ucrania hoy no nos pase “de costado”?

Si miramos nuestra realidad hoy, como por esa ventana, nos topamos con un mundo con una enorme complejidad y diversidad, con una gran movilidad, pero también con vastas oportunidades.

Educación global para llevar la realidad a la escuela

Vemos que hoy por hoy estamos intentando definir las narrativas del futuro. Se están dando intensos debates sobre lo que ocurre en Ucrania y estamos todos muy atentos, alertas y compenetrados ante lo que está sucediendo.

Advertimos que ya somos más de los que éramos hace unos años (7.984 millones de personas) y se reconoce que este crecimiento demográfico tendrá implicaciones en varios niveles: desde nuestras clases, pasando por los procesos migratorios del futuro en nuestros países, hasta nuestra supervivencia en el planeta.

Estamos conectados y desconectados al mismo tiempo, porque ya hemos comprendido que nuestra conectividad digital no necesariamente implica una conectividad cultural; por eso seguimos teniendo “maneras tribales” en internet.

Contamos con muchas vulnerabilidades, muy diversas. Hay inequidad respecto del cambio climático debido a que el calentamiento global no nos afecta a todos de la misma manera. Esto nos lleva a preguntarnos cuál es nuestra responsabilidad respecto de la supervivencia —por el impacto a la vida— de otras comunidades.

En la actualidad somos 281 millones los que vivimos fuera de nuestro país de origen (dato de las Naciones Unidas, 2020), lo cual implica un contacto con lenguas, culturas y religiones diferentes. Este movimiento masivo de seres humanos a lo largo del planeta afecta no solo a las personas que quedan en los países de origen, sino también a los muchos millones de habitantes de los países de recepción; finalmente nos compete a todos. ¿Cómo logramos vivir juntos y entender nuestras distintas culturas, tomar perspectiva de hogar mediante las diferencias?

En nuestra propia América Latina hemos constatado el éxodo de personas de Venezuela y seguimos viendo el movimiento de personas de Centroamérica hacia el norte. Notamos el resurgimiento de movimientos nativistas, exclusionarios o exclusionistas, que en algún punto ven al otro como enemigo, que exacerban la presencia o la ausencia de aquello que nos aleja o nos une; además, están los efectos de la pandemia que todos experimentamos.

¿Cómo logramos que aquello que nosotros enseñamos en nuestras aulas tenga una conexión realmente importante con respecto al mundo en el que los alumnos vivirán?

A partir del mundo y el contexto en el que ahora vivimos —nuestros estudiantes y nosotros—, las preguntas que nos incumben a todos son las siguientes:

  • ¿Cuál es la relación entre aquello que nosotros enseñamos en el currículo, en nuestras clases, y las experiencias que nuestros jóvenes tienen con este mundo al que pertenecen, aquellas cosas de las que muchas veces se enteran solo fuera de las aulas?
  • ¿Cuál es nuestra responsabilidad para preparar a nuestros jóvenes al mundo de hoy y de mañana
  • ¿Cómo conectamos aquello que está en nuestro currículo (las ciencias, la historia, la literatura o, en los más pequeños, el saber leer y escribir) para que sean lentes con los que puedan comprender el mundo y construyan su pertenencia a nivel local, nacional y global?

En algunos casos, podemos mirar las grandes narrativas que nos permiten contar una historia de la humanidad, entender que pertenecemos a naciones, pero también a la especie humana, y que nosotros como seres humanos hemos estado migrando desde hace muchísimos años (unos 170 000, para precisar), y todos salimos de un mismo lugar en África. Desde esta narrativa más unificadora quizá se encuentre un mejor lugar para situar al otro.

Hay otras narrativas importantes que se presentan en el mundo de hoy con base en el acuerdo de casi todos los países del mundo respecto de cuáles son las prioridades para la supervivencia, la sustentabilidad y el desarrollo más justo del mundo del futuro: en estos temas de la Agenda 2030 tenemos el currículo de hoy y el de mañana. ¿Cómo trabajamos los temas de pobreza y de hambre?, ¿cómo trabajar los tópicos de desarrollo industrial, de infraestructura, pero también de la paz, de la justicia y de la equidad de género? Esta agenda se convierte en una guía para ello.

Para poder realizar el puente entre nuestra enseñanza y el mundo de hoy, necesitamos repensar el currículo y los aprendizajes, los saberes y competencias necesarios para una educación más global. Lo abordaremos en otro artículo.


Verónica Boix Mansilla se graduó en la Universidad de Buenos Aires y cuenta con maestría y doctorado en Educación por la Universidad de Harvard. Es investigadora principal en Project Zero de la Escuela de Posgrado de Educación de la Universidad de Harvard, y cofundadora de L@titud, la iniciativa latinoamericana para la comprensión y el desarrollo, y el Instituto Future of Learning en Harvard. Además, es asesora de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el área de educación global para un futuro inclusivo y sustentable, del Bachillerato Internacional y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) dedicadas a la Educación para la Ciudadanía Global.