EDUforics colaborará en la difusión y desarrollo del informe Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación, dentro del acuerdo entre la UNESCO y la Fundación SM para la difusión de este tercer informe global, en los ámbitos de habla española y portuguesa.
Cada cuarto de siglo, aproximadamente, la Unesco viene presentando un gran informe global para orientar la educación en el mundo. El primero, Aprender a ser: el mundo de la educación hoy y mañana, fue el llamado informe Faure, de 1972, que destacaba las características universales de la educación y alertaba contra las desigualdades. El segundo, La educación encierra un tesoro, fue el conocido informe Delors, de 1996, que establecía los cuatro grandes pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Llega ahora el tercero, Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación, cuyas versiones española y portuguesa se han difundido dentro de un acuerdo de colaboración entre la Unesco y la Fundación SM.
La educación es, sin duda, el mejor instrumento que tenemos para preservar el futuro de la humanidad y del planeta y, por tanto, para anticiparnos frente a los grandes retos comunes. Pero, como sostiene el informe, “para construir futuros pacíficos, justos y sostenibles, es necesario transformar la educación misma”. Para lograrlo, propone crear las condiciones que faciliten el desarrollo de nuevas dinámicas educativas en el marco de un nuevo contrato social para la educación, con el objetivo de reconstruir las relaciones entre las personas, con el planeta y con el mundo tecnológico digital.
Renovar la educación
A diferencia de los informes globales anteriores, más centrados en la reflexión teórica, el nuevo informe de la Unesco acompaña las ideas con algunas orientaciones prácticas. En su segunda parte, el informe desarrolla de forma más aterrizada cinco recomendaciones básicas para la transformación, que hablan de pedagogía, currículo, docentes, escuelas y sociedad:
- Organizar la pedagogía en torno a los principios de cooperación, colaboración y solidaridad, fomentar las capacidades intelectuales, sociales y morales de los alumnos, y reflejar estos objetivos pedagógicos en la evaluación, para que contribuya eficazmente a un aprendizaje significativo en todo el alumnado.
- Reorientar los planes de estudio hacia un currículo menos fragmentado, que permita tratar las temáticas globales con perspectiva más intercultural e interdisciplinar, y que promueva el pensamiento crítico, la competencia global, la comprensión ecológica, la ciudadanía activa y la participación democrática.
- Reprofesionalizar el trabajo docente, pasando de la cultura individual a la colaborativa; reconocer el papel de los equipos docentes como productores de conocimiento y como figuras clave en la transformación educativa; respaldar su autonomía y animar a la participación en el debate sobre los futuros de la educación.
- Rediseñar las escuelas como espacios protegidos y que protegen: escuelas que cuidan, que favorecen la inclusión, la equidad y el bienestar individual y colectivo, y cuyos espacios, horarios y agrupamientos invitan a que las personas trabajen juntas; por ejemplo, con varios profesores trabajando con varios alumnos en varios lugares sobre varias temáticas y con diversidad de ajustes y dinámicas. Las tecnologías digitales deben impulsar estas nuevas dinámicas y tener como objetivo apoyar, y no reemplazar, a las escuelas.
- Extender el derecho a la educación a lo largo de la vida mediante un ecosistema de aprendizaje que amplifique las oportunidades educativas y aproveche los diferentes espacios culturales y sociales, incluyendo el derecho a la información, la cultura, la ciencia y la conectividad.
Destaca la firme apuesta que el informe hace por la institución escolar y por la profesionalización de los equipos docentes. También destaca la esperanza que el informe deposita en las generaciones más jóvenes, su razón última, que son merecedoras de ese gran contrato pacto social en torno a su futuro.
Una invitación a la acción
Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación no es un informe al uso, con las clásicas recomendaciones técnicas para orientar las políticas educativas, sino una invitación a conversar y a actuar para transformar la educación.
El informe invita a las educadoras y educadores de todo el mundo a movilizarnos en torno a una educación transformadora, capaz de responder a los desafíos que plantea el cuidado de las personas y del planeta. Por ello, sus propuestas serán estériles si no se discuten, se practican y se comparten con la comunidad educativa.
El documento es la síntesis de una gran conversación, con más de un millón de aportaciones y, a la vez, el punto de partida para un movimiento global de construcción de una nueva dinámica educativa. Nos urge a construir ese gran pacto de toda sociedad en torno a la educación, que aporte la creatividad, el conocimiento y la innovación necesarios para reimaginar futuros inclusivos, pacíficos y sostenibles.
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